domingo, 18 de noviembre de 2007

El Mercantilismo en España.-

El Mercantilismo en España se concretó en dos corrientes claramente diferenciadas: el Arbitrismo, y el Proyectismo.

  1. El Arbitrismo: El origen literario de esta palabra se fecha en 1613, en El Coloquio de los perros, de Cervantes, pero, según Jean Vilar -quien ha dedicado un libro entero al tema- sólo a partir de 1620 adquiere carta de naturaleza. El término viene de arbitrio en el sentido de expediente financiero o proyecto extravagante. Los arbitristas plantean los problemas de una forma individualizada, y aportan una solución específica a ese problema. Las soluciones aportadas por los arbitristas han dejado una serie de “memoriales” que forman parte del primitivo pensamiento económico español, como el de el médico Pérez de Herrera, que fue el autor de un memorial titulado En razón de muchas cosas tocantes al bien, propiedad, riqueza, futilidad de estos reinos y restauración de la gente que se ha echado de ellos, donde propugna, como medidas para la recuperación económica, fomentar la laboriosidad, conseguir el ahorro, estimular la agricultura y la ganadería y promover la recuperación demográfica. Otro autor importante fue Martín González de Cellorigo autor de un famoso escrito, Memorial de la política necesaria y útil restauración a la política de España y estados de ella y desempeño universal de estos reinos (1600). Tomando como base el cuantitativismo, Cellorigo manifiesta su repulsa ante la pasión del oro y de la plata desatada por sus compatriotas, al tiempo que propugna el trabajo y las industriosas virtudes de una sociedad que se había dejado llevar por un falso espejismo.
    Algunos arbitristas propugnaban soluciones verdaderamente descabelladas a los problemas económicos planteados. Por eso, desde el siglo XVI al siglo XVIII, el término arbitrista ha tenido una imagen absolutamente peyorativa. Particularmente feroz contra los arbitristas se mostró Quevedo en La hora de todos o la fortuna con seso.
    Los principales representantes del Arbitrismo fueron, el medico salmantino Luis Ortiz, Sancho de Moncada, Martínez de la Mata y el Padre Mariana, entre otros. El sistema de escribir memoriales tiene sus antecedentes en los Consejos reales de la época feudal, en la que los miembros debían aportar sus consejos al rey como parte del contrato vasallático. Los memoriales de los arbitristas eran dirigidos a las instituciones para que el rey tomara definitivamente una solución. Aunque el arbitrismo data ya del reinado de Felipe II, es en el siglo XVII cuando se consolida, a caballo del concepto de decadencia, al que va ligado. Dentro del pensamiento mercantilista en el que están inscritos, los arbitristas defienden el equilibrio de la balanza de pagos, y denuncian la salida de oro y plata procedente de Las Indias.A partir de los últimos treinta años, el Arbitrismo ha vuelto a ser centro de atención y hoy su pensamiento ha sido revalorizado por historiadores diversos como Earl J. Hamilton, J. Larraz y P. Vilar. Una de las obras más logradas sobre el Arbitrismo español es el libro de la francesa Anne Dubet, Hacienda, arbitrismo y negociación política: los proyectos de erarios públicos y Montes de Piedad en los siglos XVI y XVII.
  2. Los Proyectistas del siglo XVIII: Siguen una línea de continuidad evidente con el pensamiento económico español de los siglos anteriores. Son personas mejor formadas, con un pensamiento más sistematizado y tienen ideas más claras ante los problemas planteados en la economía española de la Edad Moderna. Entre los Proyectistas destaca la figura de Bernardo Ward, un irlandés residente en España que trabajaba al servicio de Fernando VI. Viajó por varias provincias europeas para conocer la situación del comercio. Cuando regresó a España, ocupó la presidencia del Tribunal de Comercio y luego fue director de las casas de moneda y la fábrica de cristales de San Ildefonso. Sus manuscritos fueron publicados por Campomanes bajo el título Proyecto económico. Fue el que ideó el sistema radial de carreteras nacionales, con centro el kilómetro “cero” de la Puerta del Sol. En terreno económico hizo propuestas para hacer frente a los problemas planteados en las colonias americanas.

Los proyectistas eran poblacionistas y basaban sus argumentos en el reforzamiento de la industria. Criticaban el sistema de mayorazgos, y apoyaban el proteccionismo para proteger la industria interior.

El Mercantilismo en Inglaterra.-

También fue muy heterogéneo. En general, los mercantilistas ingleses no proponen teorías económicas, sino que se centran en dar respuesta a cuestiones prácticas y específicas. Las ideas mercantilistas inglesas se basan en las siguientes áreas:

1)La balanza comercial.- Autores como Malynes, Misselden y Mun, recomendaban la potenciación de la industria y el comercio con el propósito de conseguir unas exportaciones superiores a las importaciones y así evitar la salida de metales preciosos.
2)Fomento del empleo.- Cary y Childe propugnan también el saneamiento de la balanza comercial, como medio de fomentar la industria y consecuentemente el empleo, como fuente de riqueza. Sus ideas serán retomadas posteriormente por autores como Cantillony y Adam Smith.
3)Tasas de interés.- Childe y Lock proponen una bajada de los tipos de interés del dinero para conseguir una mayor circulación del dinero disponible y así abordar las grandes inversiones necesarias en un contexto histórico en el que imperaba una cierta depresión y pesimismo. Es la época inmediatamente posterior al triunfo de la primera revolución, y la restauración de la Monarquía. En 1666, Londres sufrió un pavoroso incendio que arrasó una parte importante de la ciudad y que dio lugar a la aparición de brotes de peste. Además, el comercio estaba amenazado por la competencia de holandeses, que habían conseguido un progreso en el sector naviero y que vendían sus barcos a los países europeos, imponiendo el modelo Fluyt, que consistía en hacer barcos más pequeños pero con más capacidad y más maniobrables, idóneos para el comercio y a los que se les podía equipar con artillería.
4)Afán de cuantificación.- El principal representante es Petty, al que se le puede considerar como mercantilista por la época en la que vivió pero que no demostró interés por el saneamiento de la balanza comercial. Fue uno de los fundadores de la “Real sociedad para la mejora del conocimiento natural”, y fue miembro del Parlamento dentro de las tendencias liberales. Propone un modo de medición económica en términos de números, pesos y medidas. Hasta ese momento las medidas habían sido meramente cualitativas, por lo que Petty aportó un sistema de cuantificación que tiende a la exactitud.

Estas medidas coinciden en el siglo XVII con el surgimiento de la Revolución científica, y el Empirismo, que sientan las bases de la ciencia moderna basadas en la experimentación, y la medición.

(Bibliografía: KULA, W., Las medidas y los hombres.)

El Mercantilismo en Francia.-

El rasgo distintivo del mercantilismo francés es el empeño en el comercio y de la industria como fuentes de riqueza, rasgos típicos del colbertismo. El fomento de las manufacturas y de la industria se llevó a cabo con un fuerte intervencionismo del Estado, que se refleja en reglamentaciones y financiación de inversiones.

Desde el colbertismo, las propuestas de los autores se centran en conseguir la autosufiencia económica del país. Se impulsa la creación de “fábricas reales”para el fomento de la industria y de las exportaciones, con un propósito de conseguir el superavit de la balanza comercial.

Los representantes del mercantilismo francés fueron, Laffemas, Monchretien y Colbert, que se preocupan de las cuestiones prácticas, antes que morales y teóricas, poniendo énfasis en el fomento de la producción. Como mercantilistas, son también poblacionistas, y se preocupan de que la población se concentre en los centros productivos como forma de fortalecimiento de la industria. Igualmente, consideran el comercio vital para la creación de riqueza, y propugnan la autosuficiencia a través de la defensa de un proteccionismo que imponga fuertes aranceles a la importación y el fomento de las exportaciones.

El Mercantilismo en los Países Bajos.-

Las corrientes mercantilistas de los Países Bajos se basan fundamentalmente en el desarrollo del comercio, y a diferencia de otros países propugnan un intervencionismo y proteccionismo más moderado.

Los mercantilistas holandeses fueron los que contribuyeron en mayor medida al desarrollo de de los mercados financieros y bursátiles. Concretamente, la de Ámsterdam fue la primera bolsa del mundo. Joseph de la Vega, judío de origen español escribe en 1668 su obra Confesión de confesiones, que supone el primer tratado sobre operaciones bursátiles, y en el que da cuenta de las distintas prácticas llevadas a cabo en la bolsa, desde un posicionamiento ético y religioso.

Otro representante del mercantilismo en los Países Bajos es Hugo Grocio, politólogo del absolutismo protestante, historiador, jurista y pensador. En su obra incluye escritos sobre Economía. En 1609 publica Mare Liberum en donde se muestra favorable a la libertad de viajar, navegar y comerciar. La fecha coincide en el contexto histórico de la Tregua de los Doce Años con España, que permite la libertad de movimientos del comercio holandés. Las tesis de Grocio suponen una cierta desviación de las tesis mercantilistas clásicas. Defiende la libertad de comercio con las Indias Occidentales, y critica la política pesquera y comercial de Gran Bretaña.

Francisco Montero
18 Noviembre, 2007









1 comentario:

David Alonso dijo...

El arbitrismo no parte de los "consejos reales", sino que unos y otros se fundamentan en el mismo principio: el deber de consejo. Ahora bien, esto no significa que el arbitrismo derive de los "consejos reales".

Un saludo